miércoles, 19 de marzo de 2014
"Soy viejo, no imbécil".
Hoy en día casi todo es personalizable, puedes pedir tu hamburguesa sin pepinillos y con extra de queso o poner a tu cantante favorito en la carcasa del móvil. Y gracias a Juan Ramón Plana, que mencionó esta historia en el FOA2014, ahora sabemos que también el cuidado de los mayores se ha subido a este tren de la personalización.
Hasta no hace demasiado, las mejoras en este sector se basaban en estudios estadísticos, en datos sin corazón. En Mr. No Name sabemos que si no se tiene en cuenta que detrás de cada cifra hay una persona, es imposible hacer las cosas bien.
Por ejemplo, Catalina Hoffman, la protagonista de esta historia, encontró a ingenieros jubilados a los que hacían sumar dos más dos en algunos centros. Absurdo ¿verdad? Y de lo más humillante. Así, ella vio claro que no vale meternos a todos en el mismo saco sólo por envejecer, y acabó fundando la primera red de franquicias de centros para mayores en España: Vitalia. Allí se elaboran programas específicos para cada caso, se fomenta el envejecimiento activo y se investiga de forma constante (otro acierto, porque si paras, empiezas a ir hacia atrás).
En principio, todo esto parece algo muy obvio ¿no? Pero cuando piensas en la tendencia a infantilizar a nuestros mayores simplemente porque lo son, ya no lo es tanto. El "Método Hoffman" ha revolucionado la atención a personas de la tercera edad con una idea tan sencilla como tener en cuenta al individuo, la edad es casi lo de menos.
De todas formas, lo que más nos ha impresionado de esta emprendedora es que fue capaz de rechazar 5 millones de euros de un inversor. ¿Quién cree en su sueño lo suficiente como para hacer algo así? (Y por otra parte, esto sí que es vestirse por los pies ;-)
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