jueves, 5 de diciembre de 2013

Ante la duda, sentido común.

Resulta que no siempre me he dedicado a la publicidad, acabé en esta profesión un poco por azar hace ya muchos años. La primera agencia en la que estuve era joven pero más que sobradamente preparada. Cuando llegué empezaban a ganar premios y entre los jefes había nombres muy conocidos. Yo llegué con muchas ganas y las pilas cargadas, al venir del mundo audiovisual no me quedaba otra que aprender deprisa. Pero, claro, no podía sospechar la cantidad de dilemas a la que se enfrentan estos profesionales cada día; los matices que se valoran al pensar un concepto; o el nivel de creatividad exigido allí (no aceptaban nada por debajo del 9, aunque fueran las cuatro de la mañana y tu idea fuera un más que digno 8'5).

Como es natural, me surgían mil dudas todos los días. Nunca he tenido miedo de preguntar lo que no sé, así que acudía a mi director creativo como si fuera mi guía espiritual en publicidad. Este señor, todo un gurú (aunque no me guste esa palabra) respondía con toda la paciencia del mundo incluso en los momentos de mayor estrés. Hasta que un día, me dijo la frase del millón: "Ante la duda, sentido común. Siempre". 

A simple vista, puede parecer tan evidente que es absurdo hasta decirlo en voz alta. Pero aplicado a mi rutina laboral a partir de ese día, descubrí que muchas de las estrategias de contacto, planes de fidelización, lanzamientos de producto, mensajes... Se aclaraban y simplificaban al aplicarles esa premisa. Más adelante, hablando con amigos y conocidos de diferentes profesiones (matemáticos, periodistas, programadores, enfermeras...), me di cuenta de que es aplicable a todas. Incluso cuando te enfrentas a un desafío temible por primera vez.

Sin embargo, muchas veces con el ruido y el estrés diario perdemos de vista una verdad tan clara. Supongo que la frase de "el sentido común es el menos común de todos los sentidos" existe porque está en vías de extinción.

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