jueves, 24 de octubre de 2013

Alergia a la verdad


Ya sabemos que la publicidad trata de vender, y pensamos que no hay nada de malo en ello, por eso no entendemos que algunos se empeñen en mentir. Y es que parece que la verdad es un recurso poco elegante, el último recurso o, simplemente, un recurso que no se contempla utilizar.

En el pasado, unas cuantas veces, ante alguno de los muchos desafíos a los que nos enfrentamos cada día, he oído a más de uno en las agencias preguntar con gran apuro: "¿Y qué le decimos al cliente?". Mi respuesta, un tanto perpleja, solía ser: "¿Y qué tal la verdad? Suele funcionar".

En otros casos, esta alergia proviene directamente del cliente. Hace años hubo quien nos pidió que hiciéramos un "envío para pedir perdón pero sin pedir perdón" (y sí, es textual). Por supuesto, nos parecía absurdo, pero el cliente no atendió a razones y tuvimos que hacerlo. La ironía de todo esto es que, al final, el envío recibió un premio publicitario. Y aunque queda muy bien en mi currículum, dudo mucho que aplacara la comprensible ira de los usuarios y, por tanto, dudo que a la larga fuera bueno para la marca.

Mi experiencia me ha enseñado que la gente agradece que le hables claro y le digas la verdad. Sí, incluso cuando se trata de admitir errores. Es más, sobre todo en ese caso, y es que aunque todos nos equivocamos, como marca se tiene más responsabilidad porque los errores afectan a más gente. Por eso, que seas "el que admite sus errores y dice (y hace) las cosas como son" puede ser el aspecto más importante de tu identidad: como, desgraciadamente, no es algo que se vea todos los días llama muchísimo la atención.

¿Un ejemplo? En otro post comentaba mi desesperación con los operadores de comunicación, y mencionaba a Pepephone como la gran excepción que confirmaba la regla. Pepephone se dedica a hacer bien lo que otros hacen mal y a comunicarlo en sus principios con todo el sentido común del mundo. Sus clientes aseguran que todas las comunicaciones que reciben de Pepephone son buenas noticias: les han bajado la tarifa, les han aumentado los megas, les compensan por algún error (lo hayan notado o no), etc. Con esto último, encima, consiguen que hasta un pequeño fallo de la compañía se acabe percibiendo de forma positiva. Honesto e inteligente. Así sí, ¿verdad?

En Mr. No Name creemos en el amor sincero entre marca y consumidoresPor eso, hoy invito a todos a rehabilitar la verdad como valor fundamental y gran recurso publicitario, independientemente de que la publicidad suela llevar  "el traje de los domingos" para causar buena impresión ;-)

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